El enfoque que trabajo es el psicoanálisis lacaniano (inaugurado por Jacques Lacan), que parte de la idea de que cada persona tiene una forma particular de vivir, de desear, de relacionarse con el mundo y también de sufrir. El inconsciente, que se escapa a la voluntad del yo y a la racionalidad de la conciencia, se expresa no solo a través de los sueños, sino también mediante lapsus, actos fallidos, chistes y síntomas. Y es a través de la palabra que todo esto se manifiesta de un modo que puede ser trabajado y puesto en cuestión.

Por esta razón, se invita a quien llega al consultorio a hablar, a la conocida asociación libre, y poco a poco en las tramas del discurso van apareciendo indicios importantes sobre la lógica que sostiene su padecer y lo que sucede a quien habla. Surgen repeticiones, contradicciones, patrones, algo que se escapa o insiste en el discurso.

El trabajo del psicoanalista consiste en escuchar esas marcas e intervenir a partir del propio texto de la narrativa del paciente, sin imponer caminos ni ofrecer sugerencias o soluciones de ningún tipo. A partir de la historia, de las narraciones, de las palabras escogidas y de los patrones que se repiten en la manera de hablar es como podrán encontrarse salidas más propias para aquello que le hace sufrir.